domingo, 20 de enero de 2013

Jazz me vale


Los que me conocen saben que, cuando me da por algo...... me da por algo. ¿Que leo un libro que me entusiasma? Al día siguiente me acerco a la librería más cercana y me vuelvo con las obras completas del autor sin dejarme una. ¿Que veo una buena interpretación en una película? Tardo poco y menos en acudir a la Wikipedia, desentrañar la filmografía del actor o actriz en cuestión y comenzar la búsqueda de todas sus obras, filmaciones familiares en Super8 incluidas. Algunos dirían que es un trastorno cerebral obsesivo- compulsivo. Sin descartarlo, me inclino más por un entusiasmo desmedido generado por la sorpresa, la admiración y el deseo onanista de prolongar el placer "ad nauseam".

En esta ocasión no ha sido un artista en particular el que ha ingresado en mi Panteón, sino un género en si mismo, un descomunal "café para todos" que va a dejar el templo sin aforo durante una buena temporada. 

Con lo que suelo presumir de conocer la música en sus múltiples expresiones, con lo mucho que me gusta que me pregunten quién compuso o quién tocó este concierto o aquel tema y han tenido que pasar más de cuarenta años para que el jazz llamara a mi puerta. Imagínense, cuarenta años sin saber de la vida y milagros de Miles Davis, Charlie Parker, Benny Goodman, Count Basie, etc. Cuarenta años sin haber escuchado "Kind of blue", "Lady in satin" o "Time out". Cuarenta años. Ni más ni menos.  

La espoleta fue activada esta pasada Navidad por "Bird", la biografía sobre el saxofonista Charlie Parker rodada por Clint Eastwood a finales de los ochenta o, más concretamente, por su maravillosa banda sonora que, como es de imaginar, corresponde a las mejores obras grabadas por el músico. Mientras me examinaba de esta asignatura pendiente (admirar al Tío Clint y no haber visto "Bird" es de esas cosas que a uno le costaba confesar) la música del genio de Kansas entraba en mi mente como un ariete, llevándose por delante todo aquello por lo que siempre había rechazado este estilo musical: carencia de melodías, ritmos desquiciantes, homogeneidad instrumental. Sí, sí, lo sé.... pero el que esté libre de pecado....., en fin, ya sabéis.

De modo que, aprovechando la llegada de sus majestades de Oriente, uní mi carta a las de las herederas y el pasado seis de Enero, junto a mis zapatos aparecieron los dos volúmenes de "The perfect Jazz Collection", cincuenta discos que contienen los primeros e indispensables andamiajes de los que uno debe disponer para alcanzar el cielo en el que habitan los grandes nómbres del género. Algunos me suenan ( Nina Simone, Billie Holiday), pero en su mayoría se trata de un territorio virgen y preñado de tesoros por descubrir, un El Dorado que, sin duda me requerirá esfuerzo pero que, también sin duda, me va a proporcionar un torrente de satisfacciones.

Sabiendo esto y que, cuando estoy en una de estas rachas, no me limito a disfrutar de mi nuevo mejor amigo sino que, como buen converso, dedico mis días a captar adeptos a mi causa, ya pueden ustedes irse preparando para una temporada cargada de bares llenos de humo, luces tenues, trompetas, contrabajos, vinilos y voces de seda o de roca. Prepárense a padecer- o a disfrutar, según el caso- de las poco documentadas pero muy personales y excitadas opiniones sobre lo que contienen esos cincuenta discos y los tipos que en ellos participaron. Material hay para dar y tomar y solo he tardado cuarenta años en darme cuenta. Ya me vale.

6 comentarios:

Mike Lee dijo...

Espero tus recomendaciones, porque me pasa algo parecido con el jazz: he escuchado algunos discos, pero desde hace tiempo es un género musical en el que me gustaría adentrarme y no sé por dónde empezar.

¡Saludos, Tarquin!

Anónimo dijo...

No sé por qué me suenan sus obsesiones, mister Winot. Me ha pasado recientemente con las novelas de Philip Roth. Y, aunque tenía algunos discos sueltos, y que en mi trabajo llevamos años organizando unha semana de jazz, o de escuchar muchas veces, en Radio Clásica, a "Cifu", tardé algo más que usted en intentar conocer un poco mejor a los grandes: de hecho, compré "Kind of Blue" cuando cumplí 50 tacos, los mismos que tenía el disco, editado en 1959. Le siguieron algunos de Thelonius Monk, Charlie Parker o Wes Montgomery... Son grandes músicos, hay piezas hermosas pero.... no me llena el espíritu.

Tarquin Winot dijo...

Por lo que he leido, casi toda la humanidad recomienda empezar con "A kind of blue", de Miles Davis. Yo he seguido el consejo, Mike, y, sinceramente, creo que es un acierto en toda regla. Si los demás trabajos me gustan igual, voy a vivir en un continuo orgasmo los meses que me quedan por delante. Excepcional obra.

Como le decía a Mike, mi querido Beethoven (no has firmado, pero por el tono, me da que que es vuecencia) mi arranque con "Bird" y "A kind of blue" es muy prometedor. Cierto es que, por el momento, ambas obras permanecen a miles de eones de los sentimientos que me provocan Haydn o AC/DC por poner ejemplos extremos de algunos de mis dioses musicales..... pero algo se está fraguando en mi interior. Ya seguiré contando.

Lughnasad dijo...

El jazz y la clásica son mis asignaturas pendientes, aunque tampoco pasa nada, con el folk y el rock tengo de sobra (de momento...)

Tarquin Winot dijo...

Hay tanta música por el mundo esperando a ser descubierta, Lugh. A veces me da vértigo. Otras me relamo pensando en lo que me espera. Del rock y el folk, especialmente.

Mister Lombreeze dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.